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Conversación entre Carrizos

A dos días del superclásico les dejo esta conversación entre el gran Amadeo Carrizo y el pibe Juan Pablo Carrizo que además de compartir el apellido comparten el hecho de haber atajado alguna vez en River. Dos grandes.

Amadeo: – Sacate la gorra

Juan Pablo:
– No, me gusta así

A:
– ¡Haceme el favor!

JP:
– Pero estoy despeinado

A:
– «Mirá que lindo pelo tenés. Vamos a salir los dos igual. Si no, me hubiese traído la boina de mi época.

JP:
– Pero así está bien: marcamos dos estilos: vos sos clásico y yo más moderno

La discusión, por llamar de algún modo al cruce, es apenas un botón de muestra de las diferencias y las semejanzas que revelan los dos personajes al pisar el Monumental. Hay más puntos distintivos entre Amadeo y Juan Pablo. La historia y el presente. Más de 20 años cuidando ese arco y un poco menos de partidos bajo la misma geografía. El arquero que más superclásicos jugó y el que esta semana debutará oficialmente ante Boca. Pero, esencialmente, hay un dato que los une: Carrizo. Un apellido que ya es la esencia del arco de River.

A:
– Se nota que tu viejo es de Independiente. Porque de lo contrario, te podría haber llamado Amadeo
PF: Noooo. ¿Te imaginás?. Ya sería mucho.

A:
– Igual, como te dije en su momento, cuidame el apellido

Ya en el arco, con la luz roja del grabador encendida, Amadeo y Juan Pablo llevan solos el hilo de la nota.

A:
– Pero esto es una belleza. Mirá el césped. ¿Te acordás la última vez que atajé acá?. El boludo del Loco Enrique me la tiró a la ratonera. No llegué por poco

JP: – Sí, fue en el partido del Centenario, lo vi bastante bien.
De a ratos, la charla se interrumpe cuando el más grande le indica a su discípulo cómo innovó en el arte de caminar el área.

A: – Así. El equipo ataca, y vos te parás por acá

JP: – Sí, Amadeo, yo juego adelantado, también

A:
– Más vale que sigas aprendiendo.

Hay más diálogos. Y hay más coincidencias. El canoso de 80 años, que no necesita ningún lifting para preservar la juventud de su alma, le muestra una huella de una fractura que aún tiene en su dedo meñique. El fibroso de 22 le hace ver exactamente la misma lesión, mal curada, idéntica y provocada también por una volada.

A:
– Pero qué fulero que te quedó el dedo a vos

Y siguen hablando, de todo.

A: – Yo jugué en este arco 23 años. Ojalá que vos atajes mucho tiempo acá, pero después andate a España, Italia, para meter un poco de platita en el bolsillo, je. A mí no me dieron esa chance, Liberti decía que Amadeo era sólo de River. ¿Vos te imaginás mucho tiempo?

JP: – Hoy es muy complicado. Uno anda bien un año y ya empiezan las ofertas. Y a veces son tentadoras. Pero si a mí en River me pagan lo mismo que afuera, me quedo toda la vida, ni hablar. Lo de su época estaba bueno.

A: – También esta época tiene sus cosas buenas: se revalorizó el puesto. Antes, el arquero era el gordito. «Vos que no sabés nada, andá al arco», te decían.

JP: – Hoy vale mucho.

A: – Te recomiendo que juegues en el medio, que hagas jueguitos, que te prendas en los picados. Eso te permite desplazarte con más confianza.

JP: – ¿Usted gambeteaba?

A: – Una vez, con el estadio lleno, pasé a Borello tres o cuatro veces. Y a partir de ahí fui el ogro para Boca. Era imposible jugar allá.

JP: – Lo tomaron como una cargada y no es. Hoy debemos usar mucho los pies.

A: – Te vas a empezar a encontrar con eso.

JP: – Sí, hoy en los reducidos me hacen jugar a un toque.

A: – En este puesto, adivinar es tan importante como atajar.

JP: – Sí, estoy totalmente de acuerdo. No me gusta quedarme en la raya.

A: – Pero en el primer gol de Racing no saliste. Si hubieses adivinado lo que iba a hacer el adversario, habrías salido cuando le estaban dando el pase al nueve.

JP: – Es posible. Es lo que hice en Jujuy, tapé un mano a mano por adelantarme.

A: – Estuviste perfecto. Es que nos metían el 2-0, se ponía jodido. ¿No te molesta que te haga estas pequeñas críticas?

JP: – Para nada. Siempre escuché su historia. Me dijeron que fue el que empezó a caminar el área, por eso lo escucho con respeto.

A: – Bueno, siempre un consejo es lindo. Si sentís que lo digo de corazón, lo vas a meter en la cabeza.

JP: – Pero sabe lo que falta.

A: – Te voy a tener en jaque para que seas cada día mejor. Vos escuchás, y eso me alegra. Hay pibes que creen que se las saben todas. Dicen que sí pero cuando me doy vuelta, tiran: «Y este viejo boludo, ¿ en qué me va a aconsejar?». Yo no tuve a nadie para aconsejarme. Es que cuando yo agarré hice desaparecer a todos, je.

JP: – ¿Quiénes fueron sus suplentes, Amadeo?

A: – El Loco Gatti, Gironacci, y Ovejero, el que más tiempo me bancó.

JP: – ¿Qué tal era Roma?

A: – Era un Tarzán. Arriba, la rompía. Ganador, tenía personalidad. Nos parecíamos.

JP: – Usted también se habrá comido goles fáciles.

A: – Sí, recuerdo un gol de Bianchi por salir mal.

JP: – Fue el que le rompió el récord, ¿no?. ¿Cuántos partidos llevaba?

A: – Creo que nueve, pero después me pasó Barisio.

JP: – ¿Ese es el récord a vencer? ¿Llegaré? ¿Cuánto me falta?

A: – Quedate tranquilo. Ojalá que lo pases.

JP: – Sabe las cosas que tengo que pasar para tener una carrera como la suya.

A: – En principio, te vas a tener que comer un par de goles de biógrafo. Para aprender, te tienen que hacer 200 goles. Pero no en un partido, eh.

JP: – Seguro, de los errores uno aprende mucho.

A: – Vos tenés ganas de triunfar, de ser «el» gran arquero. Te veo fuerzas y ganas de ser grande. No te conformás, ¿no?

JP: – Tiene razón. Me siento con ganas de mostrarme y quedar grabado en una plaqueta de este club como un jugador importante. Falta mucho. Y eso se hace con ganas y humildad.

A: – Perfecto. Muy bien.

JP: – Porque podés jugar diez partidos y después desaparecés. El tema es perdurar y ganar torneos.

A: – Acá gané siete títulos. En realidad, seis y en uno me colé. Porque en el 45, con La Máquina, jugué dos partidos. La tarde que venía El Gráfico para sacar la foto grande, me vine dos horas antes. ¡Mirá si me la iba a perder! No sabía lo que iba a ser de mi vida.

JP: – Igual fue campeón.

A: – Escuchame, cambiando de tema, en el gol de tiro libre de los jujeños, ¿por dónde pasó la pelota?

JP: – Por la barrera.

A: – ¡Muy mal! ¿El técnico no les dice que la barrera no se puede mover?

JP: – Pero fue una picardía de los jujeños. Se pararon cuatro frente a la pelota. Dos corrieron para taparme, uno se quedó para patear y el otro fue y empujó a la barrera para moverla.

A: – Entonces fue falta.

JP: – Claro, pero fue difícil de advertir para el árbitro.

A: – Te voy a marcar otra cositA: – el otro día saliste mal, mirá si estaba Palermo…

JP: – Pero a Palermo le hubiese salido con la rodilla más arriba, je.

A: – Escuchame, arrancar para delante es más fácil. Lo que es difícil es retroceder. Y si hay un apremio, el puñetazo. Yo prefiero al arquero que atenaza, porque ahí termina la jugada. Tenés que pensar en eso.

JP: – ¿Comparte la idea de que el arquero vaya a cabecear cuando va perdiendo?

A: – Sí. Nunca se me dio.

JP: – A mí se me cruza por la cabeza, pero no lo hice.

A: – ¿Y pateás tiros libres?

JP: – Sí, pero tengo un par de monstruos adelante.

A: – Animate, mirá que no le están pegando bien.

JP: – Pero cada uno cumple su rol. Comizzo dijo que no pateó penales para no invadir la función de otro.

A: – ¡Mirá al de San Pablo!

JP: – Lo que pasa es que ése es un crack. Los compañeros le dicen: «Andá vos, Rogerio».

A: – Una vez jugué de delantero. En esta cancha, contra Chacarita. Al final del primer tiempo, me dieron un voleo en los huevos y tuve una descompostura tremenda. Quedé ocho minutos tirado, y Di Stéfano fue al arco. Anduve bien.

JP: – De chiquito, jugué un par de partidos de nueve.

A: – Hiciste bien en definirte por ser arquero.

JP: – Usted dijo que el arco de River es el más grande.

A: – Es el de más responsabilidad. Atajás con el equipo en ataque y la pelota que frenás es la que quieren frenar millones de hinchas.

JP: – Es cierto.

A: – Por eso, Juancito, te lo repito: cuidame el apellido.

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Categorías: Fútbol, Oldies

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2 Comentarios

  1. Alta nota, zarpado en humilde el pibe. Pinta q tiene futuro, esperemos q asi sea.

  2. Muy buena nota, pero la verdad que ni los consejos de Amadeo carrizo lo van a salvar mañana a Juan Pablo ;).

    VAMOS BOQUITAAA!!!!