¡Bienvenido!

Fepe55 es un blog sobre humor, entretenimiento y demás cosas que se me ocurran en el momento de postear. Espero que disfrutes tu estadía.

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Fans

Como ustedes sabrán, este sitio tiene muchos seguidores, y entre ellos hay varias mujeres. Y en su irrefrenable deseo por formar parte, hay quienes llegan incluso a medidas extremas y definitivas como es el caso de realizarse un tattoo en sus partes más íntimas.

Acá les paso algunos ejemplos:

TATUAJE N°1
TATUAJE N°2
TATUAJE N°3
TATUAJE N°4

Quienes quieran, no olviden que pueden enviar sus muestras de aprecio hacia este sitio cuando lo deseen.

Don Gorske

No sé si alguno lo conocerá. Fue tapa de revistas, nota de diarios, y apareció en la película «Supersize Me», donde una persona comía todo un mes en McDonald’s para demostrar que era malo para la salud.

Su nombre es Don Gorske, vive en Wisconsin, y la razón por la cuál le estoy dedicando este lugar es por la misma razón por la cuál es famoso: Comió más de 20.000 Big Mac en su vida.

Todo empezó en 1972, cuando por primera vez visitó un local y compró tres Big Mac. Luego volvió a la tarde de ese mismo día y compró tres más. Pero eso no era todo, ya que a las pocas horas, justo antes de que cierre el local, compró sus últimos tres del día, logrando un total de 9 en un sólo día.

Desde entonces viene comiendo un promedio de más de dos de esas hamburguesas por día. Los Big Mac constituyen el 90% de su dieta sólida. Y en cuanto al líquido, dice no beber mucho más que Coca Cola. Lo que sí no come, son las papas fritas.
Además, para evitar quedarse sin provisiones en algún momento, suele comprar Big Macs de sobra y los mantiene congelados en su casa. Hombre precavido si los hay.

Aún con esta dieta que muchos considerarían suicida, Don parece tener un buen estado físico. Mide 1.83 metros y pesa solamente 82 kilos.

Ah, y una última nota de color: Alrededor del Big Mac número 1500 (como lo dice él), conoció a su futura esposa, a quien luego le propuso matrimonio en el estacionamiento del Mc Donald’s

Se hizo tan famoso que posee una página en Wikipedia y una en la mismísima IMDb.

¿Estudiar Ingeniería o Mendigar?

Ya varias veces, a muchas personas, les he contado sobre los ingresos que puede llegar a tener un mendigo, o una persona que hace malabares en los semáforos, o un supuesto lisiado en silla de ruedas o muletas.
Luego de hacer varias cuentas (básicas, precio por hora, por semana y por mes), siempre llegaba a la conclusión de que ganaban, fácil, más de $1000 por mes. E incluso, en el caso de un muchacho famoso del centro, por encima de los $5000 por mes utilizando como «puesto de trabajo» la famosa peatonal Florida y a veces los subtes más poblados.

Y hoy me llegó un mail tocando ese tema, firmado aparentemente por un estudiante de Ingeniería; a quien quizás conozca de la facultad, pero el mail fue anónimo, así que no lo sé. Y acá se los transcribo:

Un semáforo cambia de estado, en promedio, cada 30 segundos (treinta segundos en rojo, treinta segundos en verde). Por lo tanto, por cada 1 minuto, un mendigo tiene 30 segundos de tiempo útil para lograr «facturar»un mínimo de $ 0,20. Con este esquema, en 1 hora de «trabajo» el mendigo habrá recaudado:
60 minutos x $0,20/minuto = $12,00/hora.

Si el mendigo trabaja 8 horas por día, $12 * 8 horas = $96/día

Descansando los Domingos, da un promedio de 25 días por mes, lo que deja una facturación de:

25 días/mes x 8horas/día x $ 12,00/hora = $2.400,00/mes.

¿Será que esta es una cuenta absurda…? Ahora bien, $ 12,00/hora es una suma razonable para quien trabaja en el semáforo,… Porque las personas que colaboran no siempre dan sólo $0,20… A veces dan $ 0,30 y a los más generosos los he visto dar hasta $ 1,00, aunque tambien hay pasadas que no recaudan y por eso llegamos a un promedio. Sin embargo, vamos a ser «conservadores» y asumir que en realidad el mendigo sólo recauda la mitad de la cuenta inicial, o sea: 10 centavos por minuto, o sea $6/hora. Haciendo nuevamente las cuentas tendremos un valor final de $1.200,00/mes. Esto, equivale al salario promedio de un Estudiante en Práctica de Ingeniería, que se desempeña en una empresa de mediano porte; trabajando 48 horas nominales por semana, y aun teniendo que ir los Domingos a resolver los líos de mantenimiento.
De esta forma, cuando el mendigo recibe una monedita de $1,00 (que no es raro), puede descansar tranquilo debajo de un árbol por los próximos 9 cambios de luz del semáforo, y sin ningún jefe que lo controle por causa de este descanso en medio de la jornada de trabajo. Pero hasta aquí todo es teoría… Ahora vamos al mundo real.

Con estos datos en mano, fui a entrevistar a una mujer que pide limosnas en Bs. As., y que siempre va a cambiar las monedas en un bar del barrio (a los bodegueros les encanta el sencillo). Le pregunté cuanto ella facturaba por día; ¿Saben lo que me respondió…? . Pues la cuenta inicial estuvo bastante aproximada: un promedio de $70,00 a $80,00 diarios…. !!!. Con esto nos
Queda un ingreso mensual de:

25 días/mes x $70,00/día) = $1.750,00/mes

O de: 25 días/mes x $80,00/día) = $2.000,00/mes.

Lo que en promedio da: $1.874,00/mes! !! Y pero aun: ella me dijo que jamás llega a «trabajar» ni siquiera 8 horas diarias…
MORALEJA: Es mejor ser mendigo que trabajar como estudiante de ingeniería…
esfuércese siendo un buen mendigo, y gane más que un estudiante de ingeniería… pedir limosna es más lucrativo que conseguir un empleo.

Firma: Estudiante en Práctica, decepcionado.
PD: ¿Tiene una moneda de $0,25 para regalarme?

¿Por Qué?

Delete

Cada vez que trato de eliminar algo, me aparece un cartel que me pregunta si estoy seguro, pero cuando le digo que no, el cartel desaparece y el archivo sigue ahí.
Yo no le dije que no lo eliminara, le dije que no estaba seguro. ¿Por qué la PC hace cosas que uno no le dice?

Crónica de una mujer en el baño

Relato de una mujer yendo a un baño público

Mi mamá era una asidua frecuentadora de los baños públicos.

De chiquita me llevaba al baño, me enseñaba a limpiar el asiento del inodoro con papel higiénico y luego le ponía cuidadosamente tiras de papel encima.
Finalmente me instruía:

«¡Nunca!, ¡Nunca te sientes en un baño público!».

Y luego me mostraba «La posición» que consiste en balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse, sin que tu cuerpo haga contacto con el asiento.
Eso fue hace mucho tiempo. Al dia de hoy, en nuestros años más maduros,»la posición» es dolorosamente difícil de mantener, especialmente cuando tu vejiga está que revienta.
Cuando «tienes que ir» a un baño público, te encuentras con una cola de mujeres que te hace pensar que los calzones de Brad Pitt están a la venta y a mitad de precio. Así que esperas pacientemente y sonríes amablemente a las demás que también están discretamente cruzando las piernas mientras escuchas las tipicas pendejadas de las que solo pueden hablar las mujeres en la cola para mear.

Finalmente te toca tu turno. Entras al baño y verificas cada cubículo por debajo para ver si no hay piernas.

Todos están ocupados. De pronto . . ., uno se abre y tu te lanzas casi empujando a la persona que va saliendo.
Entras y te das cuenta de que el pasador de la puerta no funciona; no importa… la sostendré con la mano.

Cuando quieres colgar tu bolso de algún gancho que tendría que haber en la puerta….. no hay gancho, así que te lo cuelgas del cuello mientras miras como se balancea debajo de ti y sientes como te desnuca la correa, porque el bolso está lleno de tanta porquería que le fuiste tirando adentro.

Alivio . . . Ahhhhhh . . . Más alivio . . . De pronto sientes ganas de tirarte un pedito, pero lo aguantas por temor a que salga sonando como la bocina de una locomotora vieja y lo escuchen todos los que están en los cubículos de los lados.

Resumiendo . . . Colocada en «la posición». Por un lado, descargando toda la vejiga; pero por otro lado apretando el culo para que no se te saliera el pedo. . . De repente, suena el celular -que está obviamente en el bolso-.
Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar. . .

Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar el asiento ni lo cubriste con papel, así que te quedas en «la posición» mientras tus piernas tiemblan tan fuerte, que registrarían 8 puntos en la escala de Richter, sin contar la salpicada finita del chorro que pega en la loza y que te moja hasta las medias ¡¡¡que seguramente se va a notar!!!

Por suerte el teléfono deja de sonar.

Para alejar tu mente de esa desgracia, buscas el rollo de papel higiénico, pero… ¡el rollo está vacío…!

Tus piernas tiemblan cada vez más.
¡¡Recuerdas el pedacito de papel con el que te limpiaste hace un rato la nariz!!

Eso tendría que ser suficiente . . ., lo arrugas de la manera más esponjada posible pero es más pequeño que la uña de tu dedo y encima, todavía está mojado de moco… En ese instante, alguien empuja la puerta de tu baño y como el pasador no funciona y tienes tus manos ocupadas, recibes tremendo golpe en la cabeza.

Les gritas enfurecida y como una loca: «OCUPADOOOO!!!!».

Mientras continúas empujado la puerta con tu mano libre, suena de nuevo el celular y en el intento de apagarlo definitivamente, el pedacito de «kleenex» que tenías en la mano, se te cae exactamente en un charquito que hay en el piso y no estás segura si es agua o… m…pipi….

Tus piernas ya no aguantan. Te vas de espalda y caes sentada en el asiento del inodoro. Te levantas rápidamente y con un poquito de asco, pero ya es demasiado tarde. Tu trasero ya entró en contacto con todos los gérmenes y formas de vida del asiento porque tu nunca lo cubriste con papel higiénico, (que de todos modos no había, aún cuando hubieras tenido tiempo de hacerlo), sin contar el golpe en la cabeza, el desnuque de la correa del bolso, la salpicada del chorro en las piernas y en las medias, la que te jedi… que todavía está mojada…. el recuerdo de tu mamá diciéndote «qué desagradable… no sabes que clase de enfermedades podrías agarrarte ahí…….».

Pero la historia no termina ahí… ahora el sensor automático del sanitario, está tan confundido que suelta el agua como si fuera una fuente y manda todo al colector con tal fuerza que te tienes que agarrar del tubo que sostiene el papel de baño ( cuando hay) por miedo a que te vaya a chupar y vayas a aparecer en la China.

Aquí es cuando finalmente te rindes. Estás empapada por el agua que salió del baño como fuente. Exhausta, tratas de limpiarte con un celofán de unos chicles de pastilla; y luego sales al lavamanos.

No sabes cómo funcionan los sensores automáticos, así que te limpias las manos con saliva, te las secas con una toalla de papel y sales pasando junto a la línea de mujeres que aún están esperando con las piernas cruzadas y en estos momentos eres incapaz de sonreír cortésmente.

Un alma caritativa al final de la línea te dice que vas arrastrando papel higiénico pegado a tu zapato ¡…del largo del río Mississippi…!

Tironeas el papel del zapato, lo depositas rudamente en la mano de la mujer que te dijo que lo traías pegado y le dices suavemente:

«Toma…puedes necesitarlo…!!!» y sales.

En este momento miras a tu esposo que ha entrado, usado y salido del baño de hombres y que tuvo tiempo de sobra para leer «La Guerra y la Paz», mientras te esperaba.

«¿Por qué tardaste tanto?», te pregunta azorado… «estaba preocupado…¡¡hasta te llamé dos veces al celular por si te había pasado algo!!…¡¡y encima no contestaste!!».

Aquí es cuando, de una vez por todas, lo mandas al carajo.

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