El 22 de junio de 2008 a las 5:55 p.m falleció, por una insuficiencia cardíaca, George Denis Patrick Carlin, uno de los mejores comediantes que dio Estados Unidos en su historia –si no el mejor–, y en su último show, transmitido por HBO el primero de marzo último, que salió a la venta en CD el 29 de julio y que va a salir en DVD y Blu-ray el 25 de noviembre, It’s Bad For Ya! tocó el tema de la muerte de amigos, y dijo que él mantenía a todos sus conocidos en la agenda hasta seis semanas después de su muerte, y ahí los borraba.
Hoy se cumplen seis semanas de su fallecimiento y por eso escribo esto hoy y no lo hice antes.
Mini Biografía
Como fanático de la comedia stand-up que soy, desde la primera vez que oí a George Carlin no dejé de escucharlo y admirarlo.
Para quienes no lo conozcan, ya que acá en Argentina sé que hay muchos, es un neoyorquino de descendencia irlandesa nacido el 12 de mayo de 1937 que estuvo en el mundo de la comedia durante 52 años, comenzando en la década del 50 junto a Jack Burns para luego seguir una carrera en solitario que lo llevo al reconocimiento mundial.
En la década del 60 su humor se caracterizaba por ser un humorista clásico y correcto que hacía imitaciones y componía personajes en distintos programas, aunque principalmente en The Tonight Show, en ese entonces conducido por Jack Paar, luego por el reconocido Johnny Carson y en la actualidad por Conan O’Brien tras un recordado reinado de Jay Leno.
Pero ese personaje políticamente correcto iba en contra de las creencias personales de Carlin quien era, para decirlo de forma simple, un hippie enfrentado con el sistema y el gobierno. Por eso, la década del 70 marcó un cambio radical en sus actos, al igual que en su apariencia. Pasó de vestirse de traje y con el pelo corto y engominado, a vestirse de jean y remeras rotas, a dejarse la barba y el pelo largo.
En sus shows, ya no hacía simples imitaciones, sino que ahondaba en temas políticos y criticaba a la gente para la cuál, hasta hacía muy poco tiempo, brindaba sus shows; todo esto, eso sí, mezclado con su clásico humor irreverente sobre las actividades del día a día y el minucioso estudio de las palabras y los eufemismos, tres temas que irían tomando cada vez más protagonismo en sus actos, comenzando en las décadas del 80 y el 90.
Desde chico, cuando arranco con la comedia, siempre dijo que era una forma de alcanzar lo que realmente quería hacer: actuar. Quería ganarse un nombre en el mundo de la comedia porque luego, según sus propias palabras, «tenían que dejarlo actuar». Pero sus incursiones en el mundo de la actuación –que incluyeron su propia serie de televisión, The George Carlin Show– no hicieron más que recordarle que él era un comediante, que donde se sentía cómodo era en un escenario haciendo reír a la gente, y no en un set de filmación.
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