I
Él tiene ojos grises que no heredó de los verdes de su papá, y el trabajo lo está cansando. Le gusta quedarse por las noches escuchando Bob Dylan de fondo mientras rasguña una guitarra que se compró con su primer sueldo para intentar enamorar a Verónica, que era fanática de Iván Noble. Supo que no era su chica cuando se enteró que le dio un beso a Charly García a cambio de un whisky en un bar de Villa Gesell, y dejó de creer en el destino y en las estrellas que en realidad no guían a ningún amor.
II
Ella está de novia con un chico de plata que no conoció en la facultad y le gustan las guitarras acústicas. Es muy prolija, inclusive tiene la típica caligrafía bonita de nena de mamá (es hija única, eso explica un montón). No se llama Verónica ni tampoco Carlota (la BBC te dio la razón), pero le gustaría no llamarse como se llama. Escucha Las Pastillas del Abuelo pero prefiere decir que le gusta la electrónica, y con menos de 20 años se comió el cuento que dice que como es un poco responsable, ya es una chica madura.
III
El primer beso se lo dio a Micaela y quiere darle el último a ella, porque quiere morir a su lado aunque apenas la conozca y ni siquiera sepa que música le gusta. Solo sabe que vende cosas en Parque Rivadavia (y no son libros, pero tampoco droga), y quiere humillar a la soledad cuando todavía no lo haya alcanzado la encapuchada. No se toma vacaciones de ella ni cuando estudia, y quizás por eso no pueda concentrarse. El instinto le dice que la olvide y la razón le da la razón, pero el corazón sabe que a veces pesa más un kilo de metal que un kilo de plumas, y también que a veces no se va a ninguna parte.
IV
Ella va a dos mil menos uno por hora por ahora. Consiguió trabajo y sin haber llegado al segundo piso de su vida ya parece una ama de casa, le faltan los hijos y un poco de plata y ya puede asegurarse que nunca va a cumplir los sueños de los salvajes de vivir a la deriva. Está conectada con él por una magia que no necesita puentes y de vez en cuando se lo imagina cruzándoselo en un recital, con su cara apareciendo entre las sombras, como fantasmas. Pero no sabe por qué porque tampoco lo quiere pero quiere que la quieran como él la quiere.
V
Él, él, él, él, él.
VI
Ella, ella, ella, ella, ella.
VII
Las historias de amor en paralelo suelen ser más difíciles pero más interesantes porque son dos historias de amor. Y las que son alabeadas son mucho más porque significa que el espacio en el que viven es todavía más grande, o al menos, tiene dimensión mayor. Él igual no sabe nada de matemática y no se preocupa por esos cosas que a nadie más le interesan. Pero a ella sí le interesan y cuando está con su novio, y su novio la besa, y le acaricia el pelo y su mano baja por la espalda y ella ya sabe como termina todo eso, y la empieza a besar y los besos son cada vez más rápidos, y ahora no le besa la boca si no que le besa el cuello y entonces piensa que ya debería ir desvistiéndose porque no tienen mucho tiempo, y ahí, mientras pasa todo eso, unas neuronas de ellas hacen sinápsis y aparece él ante sus ojos, que en realidad está a muchas cuadras de distancia, pero aparece su imagen, su recuerdo, cuando en realidad su cuerpo transpira por la pasión física que le genera su novio. Y él, tan lejos, no lo siente, solo descubre que la descarga del CD de Leonard Cohen terminó (casualidad que los primeros cogen y el segundo Cohen) y se dispone a escucharlo mientras lee algo de un escritor desconocido.
VIII
Los días pasan porque el tiempo tiene esa propiedad única de tener aceleración cero pero ellos no se encuentran, al menos no en este mundo. Ninguno sabrá jamás, con la certeza que merece la cuestión, que fueron moldeados el uno para el otro, aunque ella lo sospechará toda su vida y cuando muera, mientras vea a su nieto corretear con un juguete por el pasillo del hospital, piense un poco en él. Él no pensará en ella a partir de los veintitres años, aunque ya lo habrá hecho lo suficiente hasta esa edad. También la quiso lo suficiente como para no quererla más el resto de su vida, aunque ese es otro tema pues el corazón no entiende de suficientes ni de necesarios (ni mucho menos del paso del tiempo).
IX
Hay amores que se mueren sin besos y sin fotos. Lo importante, dicen los que entienden, es saber llevar a cuestas haber sido Romeo y Julieta.