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Tigre – Nueva Chicago

Yo estaba contento porque se venía nuevamente una competencia importante de fútbol. Estaba contento porque iba a poder ver de nuevo a la selección argentina en un torneo importante. Estaba contento porque luego de varios meses podía volver a opinar sobre un campeonato a nivel nacional. Estaba contento…

Pero el partido por la promoción entre Tigre y Nueva Chicago me sacó toda la felicidad que me estaba haciendo sentir el fútbol. Ver a esas «personas» entrar a la cancha a robarle la ropa a sus ídolos, a pegarle a la hinchada rival, a tirarse piedras, carteles, palos.
Por todo eso, hoy me avergüenza ser argentino. Porque lamentablemente eso es un reflejo de gran parte de nuestra sociedad. Lamentablemente eso es lo que nos representa muchas veces en otros países. Ésas son las noticias que llegan desde Argentina al mundo.

Un grupo de imbéciles y delincuentes que no tenía nada más para hacer que ir a la cancha a golpearse, porque no es que la bronca del momento desató el desastre, sino que, cuando el partido recién comenzaba, ya había varios que empezaron a cortar el alambrado, y otros que tenían palos y piedras. Y, para colmo, los dirigentes y la policía, en su afán de hacer dinero, envían operativos de mucha menos gente que la que se supone. Aunque vale aclarar que en un caso como este, en el que diez mil forajidos salen a la cancha a matar a quien se les ponga en frente, no hay mucho que mil o dos mil policías puedan hacer; salvo actos de prevención que nunca realizan.

Encima estos pseudo-hinchas (porque no merecen el mismo nombre que los que vamos a la cancha a alentar a nuestro equipo) de Nueva Chicago se la agarraron con cualquiera, ya no importaba si fuera hincha de Tigre o no, si fuera hombre, mujer o niño, ni siquiera les importaba tirar carteles contra personas mayores. Y tampoco se conformaron con los disturbios en el estadio, sino que salieron a cruzarse con la hinchada del matador en la General Paz, donde volaron piedras de punta a punta por un buen rato.

Y una de esas piedras golpeó y mató a Marcelo Cejas, un hincha de Tigre que había ido a la cancha con su sobrino de 16 años, a ver el ascenso de su Tigre querido.
Marcelo salía de la cancha con la camiseta del club de sus amores encima de su ropa, como siempre lo hacía según su sobrino Nahuel. Y, de la nada, cuando buscaban el camino para tomarse el colectivo 21 para volver a su casa, aparecieron veinte de Chicago y le tiraron una piedra, la cual lo golpeó e hizo caer. Ya en el piso, mientras la sangre brotaba de su cabeza lastimada, Marcelo llegó a decirle a Nahuel que siga corriendo. Él lo hizo. Luego lo levantó un auto que lo llevó a San Fernando, y una vez allí, se enteró de lo que más temía. Su tío había muerto.

y ni los famosos se salvaron, porque a Jorge «Pipa» Higuaín, quien había ido, junto a su hijo Gonzalo, a ver a Federico Higuaín (quien juega en Nueva Chicago) le destrozaron el auto.

Y toda esta gente, los que entraron a la cancha, los que mataron a Marcelo Cejas, lo que se tiraron piedras en la General Paz, lo que quemaron un micro de Tigre y luego bloquearon el camino de los bomberos; todos ellos, están en diversas fotos y videos. Pero están libres, y seguirán libres. Pero la cancha de Chicago está clausurada.

Los pseudo-hinchas libres, pero la cancha clausurada. Muchos de los verdaderos hinchas tendrán que ver a su equipo por televisión porque no pueden movilizarse hasta otras canchas, mientras que los pseudo-hinchas, arreglados con los directivos, irán a armar quilombo a otras canchas; aunque, mientras tanto, disfrutan de su libertad.

Esto es sinceramente una vergüenza, Chicago debería ser, automáticamente, descendido. Y arrancar el torneo que viene en la Primera B. Y esto no sólo sucede con este equipo, todos los equipos cuyos pseudo-hinchas tengan este tipo de reacciones, deberán ser automáticamente descendidos. No importa si es River o si es Comunicaciones. Todos.
A ver si por lo menos así aprenden de una vez. A ver si aprenden los pseudo-hinchas y se dejan de hacer estas cosas; y a ver si aprenden los dirigentes, quienes deben dejar de ayudar a estos grupos de delincuentes sólo porque le hacen ganar unas elecciones. Esto debe terminar. Y la solución no es parar el fútbol. La solución no es suspender estadios. La solución es lisa y llanamente hacer descender a el/los equipos involucrados y, de una vez por todas, empezar a usar las cámaras instaladas en TODOS los estadios de la primera y segunda división del fútbol argentino, para echar a los responsables, para arrestarlos y dejarlos en prisión unos años.

Ahora que me descargué, espero igual poder desentenderme de esto por un tiempo para escribir de fútbol, el que protagonizan 22 jugadores con una pelota. Eso es lo que quiero ver. Eso es lo que quiero comentar, para volver a estar contento.

Categorías: Deportes, Fútbol, Sociedad, TV

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54 Comentarios

  1. tigre te re cabio corriste y sienpre vas acorer con la banda de mataderos aguante los perales

    • para empezar te re cojimos te mandamos 2 categorias abajo segundo le pegaste a mujeres y le tiraste con una ladrillo a un hombre q fue con su sobrino de 12 años osea son re malos le pegaron a gente con sus hijos tercerooo negro de mierda villero sucio por eso vivo en zona norte por q ante de vivir ahi me matoo negroo sucio cagon traidor aaaaaaaaaa y dale q jugas el reducido con acasuso y deportivo merlo bobo